Continuamente las personas buscan a otras personas que le sigan y le comenten en redes sociales y demás. Es un sentimiento de sentirse integrado, de no pensar que no tienes amigos y prefieres llenarte con gente que no conoces de nada, que no aportan nada a tu vida y así por lo menos aumentar tú número de amigos. Tan patética es esta situación como tus “seguidores ocultos”. Esos seguidores son personas que investigan y te cotillean hasta dónde puedan abarcar, intentando saber de ti sin que tú te enteres de que realmente te siguen, te leen y cotillean continuamente. Además esos “seguidores ocultos” cumplen diversos requisitos, entre ellos la muestra de la ignorancia cuando van a publicar algo de ti. Ya pueden pasarse horas cotilleándote, intentando saber sobre tu vida, que a la hora de dar la cara, siempre suelen ser bastante cobardes. Hasta que se delatan.
Nadie permanece en el anonimato todo el tiempo, siempre acaba delatándose con comentarios en redes sociales o incluso comentarios que te hacen a ti. Se pasan las horas escribiendo frases con dobles sentidos (o dobles sentidos que queramos entender y realmente no los haya, que también es posible) y soltando esas famosas “pullitas” para intentar captar tu atención de una manera sutil. El problema es cuando ya vives eso y sientes ignorancia, incluso te ríes cuando lees algo de ese estilo y lo comentas. Pero cuando te rías al ver eso, recuerda, que todos alguna vez hemos sido “seguidores ocultos” de esa persona que nos gustaba o de ese enemigo mortal y así poder criticarle. Es algo instintivo, algo que debe venir en nuestra naturaleza, aunque no deja de ser patético y ridículo (aunque precisamente esos adjetivos califican realmente al ser humano en general).
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