martes, 24 de enero de 2012

"Nadie conduce como yo de bien"


Me encanta conducir. Es uno de los mayores placeres de la vida sin lugar a duda. Hay días que hasta lo hecho de menos cuando no tengo que ir a algún sitio o algo por el estilo. Pienso en mi casa: “¡Qué será hoy de mi sin esos insultos al resto de conductores! ¡Esos adelantamientos de poca visibilidad!” Y es que no nos podemos engañar (y que nadie me lleve la contraria): el resto de gente no sabe conducir.

Nosotros siempre tenemos razón, es una clara evidencia. Ya sea cuando adelantamos, cuando aceleramos o aparcando, nosotros siempre tenemos razón y más le vale al resto de conductores que no piensen diferente a nosotros, sino quieren que les insulte continuamente aunque ellos no me escuchen y solamente vean a una persona moviendo los brazos a lo loco y con el entrecejo fruncido. Nosotros siempre hemos aprendido bien, es el resto de gente los que no tienen ni idea. ¡A saber dónde han aprendido!

A pesar de esta parte irónica, nunca somos conscientes de nuestros fallos al volante. Ya podemos hacer exactamente lo mismo que otro conductor que nosotros siempre teníamos razón. Incluso, si por una remota situación llegamos a entender que hemos tenido la culpa, curiosamente nos ponemos a pedirle perdón explicándole el porqué. Pero, de verdad no nos damos cuenta que… ¡No nos escuchan! Yo creo que alguna vez hemos estados convencidos de nuestros poderes y de nuestra telepatía. Pero también creo que los 8 años ya están bastante lejos como para seguir creyéndolo.

Y es que señores, tenemos que empezar a comprender que si vamos despacio porque no conocemos la carretera, porque está lloviendo y nos ponemos nerviosos o cualquier otra situación, el conductor de al lado no tiene por qué saberlo. Aunque en ocasiones es verdad que parecen que le hayan regalado el carnet en una tómbola o que le haya enseñado a conducir el mismísimo Farruquito, tenemos que comprenderlos y sentir pena por ellos. Tenemos que sentir pena porque, es lógico, que nunca llegarán a conducir como nosotros, nunca llegarán a nuestro nivel profesional. Lógico. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario